sábado, 11 de diciembre de 2010

dede luego que es un "BIG"

Una vez hemos amurallado, encadenado y atado nuestro presente y posible futuro al material más resistente que tengamos entre manos, solo nos cabe apoyarnos en un banco, y pensar: Allí quedémonos indefinidamente.
Cuando te sientas a esperar a algo o a alguien, debes dedicarle unos minutos a recapacitar, porque, amigo, todos tus actos, llevarán algo consigo. Hace unas semanas, alguien que me importa muchísimo me dijo que, cualquier acción (animal o vegetal) provoca una respuesta y que, una vez estés tirándote de cabeza a la piscina, no hay marcha atrás, por mucho movimiento que hagas, es prácticamente imposible retroceder hasta el trampolín.
Es el salto que tú decides y el cómo lo hagas lo que te dará más o menos puntos en la competición, pero debes realizarlo, más o menos bien, para quitarte de una vez el miedo a las alturas ya que, lo peor que te puede pasar es perder. Y si ganas, mantén la cabeza atenta, y procura que no te entre demasiado agua a los oídos porque, la espera del banco trae muchas pero que muchas sorpresas y, por el contrario, si resulta que caes mal, te rompes la médula y te estás ahogando, siempre viene bien tener un salvavidas cerca, o, mejor aun: un socorrista cachas que te saque pitando antes de que te entre demasiado “agua” y mueras.
Nos suele pasar que el ego nos entra pitando en la cabeza, nos creamos nuestro propio universo con un super big-bang que creemos eterno, esa felicidad se expande, hasta la podemos llegar a creer infinita (big chill), el problema llega cuando “la materia y la energía” son suficientes para frenar ese movimiento de expansión, y es entonces cuando, se origina el proceso contrario: big crunch (la gran contracción), ahí ya si que se nos complica la cosa, ¿no creéis? Eh, pero yo bien que os había advertido chicos, debíais haber buscado mejores materiales para la (vuestra) pared indestructible. Los ladrillos se caen, y podéis ver minuciosamente como muere, piedra a piedra, ese bonito universo.Y nos abrazamos a los recuerdos, como si fueran a reconstruir la muralla y a hacer que ganemos de nuevo la competición. Pero no, no lo hacen. Y SÉ que os va a dar completamente igual que dedique tablones y tablones a deciros que las esperanzas son de pardillos, que os hagáis múltiples caminos y os creéis más de mil historias unidas por puentes (del material más caro, os lo pago yo), para que podáis pasar fácilmente de una a otra. Pero, como creyente de la vida que soy, es mi obligación.
Antes de caer mal, ya estamos viendo las consecuencias de nuestro golpe, ya nos vemos hundidos en el fondo de la piscina y con la respiración a mil por intentar “salir a flote” y, a pesar de ello, como ya he dicho, no podemos volver a intentarlo para mejorar la marca o, aunque sea, amortiguar el golpetazo. Con un cojín de fondo sería más asequible y, con unas pocas horas más e entrenamiento, mejoraríamos nuestra destreza con creces.
Una vez en el fondo, y casi sin sentido, cambiamos nuestra visión de ese universo en expansión: ya no es big bang, tampoco creemos demasiado en el “crunch”: los huesos rotos y la moral por los suelos, eso tenía más fuerza destructiva que nada, aquello tenía que ser un “big rift”.
Y yo también me equivoco y gano y lloro de la risa y río del dolor, pero es así amigos: lancémonos, de “bomba” a la piscina, que sabemos todos y, los que no estéis seguros, llevad protección.

1 comentario:

  1. Muy bueno eso de más de un camino. Espero que lo tengas siempre presente.
    Un abrazo y a mejorarse, que llegan las vacaciones.

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